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Mostrando entradas de enero, 2009

Takashi Arima, Japonés

Las palomas de hiroshima Cucurrucucu, cucurrucucu cuánta ausencia, cuánta, cuánta, cuánta... las palomas, una a una, han echado a volar desde la plaza al final de la mañana. Y giran ahora lentamente sobre el río Motoyasu. Fuente centellante, un poco más aún brota más alto hacia este cielo de pleno verano Brisa que languideces en medio del bochorno, sé más clemente, sopla más fuerte desde la orilla, que se sienta tu caricia. Me he detenido ante el sauce llorón que roza el monumento de Miekichi Suzuki cerca del puente Aioi. Más inclinadas aún que la ruina decadente de la cúpula gimen las sombras breves de una multitud de muertos. Cucurrucucu, cucurrucucu, ¿será tal vez una alucinación? desde más allá de la calima caliente se aproximan viejos tranvías de pasajeros inmóviles, que tienen por nombres barrios de kioto “Gion” “Nishijin” “kingakuji” palomas que pasais por lo alto para alcanzar la orilla del motokawa quisiera que vuestro griterío resonara bajo la bóveda intensamente azul del ci

En latín

de catullus GAIUS VALERIUS - CATULLUS / Carmina. Catulli VIII - Latín

Deja, pobre catulo, de hacer locuras y da por perdido lo que ves perdido brillaron para ti radiantes soles cuando ibas y venías por donde te llevaba una niña a la que amabas como nunca será amada ninguna Muchos eran los juegos que le proponías, que tu deseabas y ella no rehusaba. Brillaron en verdad para ti radiantes soles. Ahora ella ya no quiere. No quieras tu tampoco. Ni perseguir lo que huye, ni vivir entre tormentos, sino, con obstinación, aguanta, no cedas. Adiós niña , ya Catulo no va a ceder ni va a solicitarte si tu no quieres, pero a ti va a dolerte su indiferencia. ¡Ay de ti miserable! ¡qué vida te espera! ¿Quién irá a verte? ¿quién te verá bella? ¿A quién querrás? ¿a quién dirán que perteneces? ¿A quién besarás y qué labios vas a morder ahora? Pero tu Catulo, aguanta y no cedas.