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Mostrando entradas de abril, 2009

Luuk Gruwez Courtrai, Bélgica, El arte de amar (Luuk Gruwez, Bélgica)

Nulidades con sus letras aunque diestros con los labios y brillantes, a veces, en sus bares: los poetas. Italianos que reservan la mentira más audaz para la mujer más bella y que lloran luego a sus madres muertas: los poetas. Se mantienen eternamente jovenes aún cuando ya los restos de sus almas salen humeando de sus pipas. El que huelan casi invariablemente a arenque ahumado, a calzoncillos sucios, y a leche que se ha puesto agria: para eso, al fin y al cabo, son poetas. Charlatanes, embusteros, engendros del señor. Dios nos libre y nos redima de los poetas. Derraman amor por un solo verso en el que siempre ha de ser ahora. -No les importa que toquen a sus mujeres, pero nadie se atreva a tocarles una coma.

Si sólo pudieras tocarme (Hayat Saif, Bangladesh)

Si sólo pudieses tocarme estallaría en llamas de nuevo como los derretidos vientos colgantes de los sueños que soplan asombrados. Si sólo pudieses tocarme los sufrientes árboles cantarían ritmos encantados de amor al viento, los ríos navegables, fuente y origen del amor aplastarían las orillas y cantarían. Si sólo pudieses tocarme de la granja al establo resonarían dulces mugidos cuerpo olvidado semejante al vino hábil en ritmo y métrica renovando polen y rocío. Si sólo pudieses tocarme mi corazón se estremecería de dolor hacia tu cuerpo de alejandrinos con desdén abandonaría las canciones ensoñadas y los juegos,tesoro de por vida. Si sólo pudieses tocarme teniendo a Dios por testigo bañaría al universo con poemas.

Todas las aves (Dane Zajc, Eslovenia)

Todas las aves Mataremos a todas las aves. A todas. A todas, dijeron los cuervos al anochecer. Y en el silencio de la noche oí cómo alguien en el jardín estaba matando a mis aves. Y supe que ahora mis mañanas estarían sin canción y sentí cómo la tristeza se apoderaba de mi alma. A todas. A todas las aves, dijeron. Y sentí cómo batían alrededor de mí sus alas oscuras y cómo detrás de ellas me observaban los ojos amarillos de los cuervos. ¿Qué buscas, cuervo?, pregunté. Bajo la corteza de mi cráneo no escondo ningún ave. A todas. A todas las aves. Las mataremos a todas, dijo. Y temí que una noche me partiera el cráneo a través de oscuros sueños y que fuera a buscar con su pico demencial, si en el nido de mis pensamientos no se esconden las aves cantoras. A todas. A todas las aves, resollaría. Ahora siento por todas partes en mi nuca los ojos amarillos del cuervo. Mi alma está atravesada. Mi alma es un ave muerta. A todas. Las mataremos a todas. A todas las aves, crascitan los cuervos baj

Poema que realmente era una lista (Francesca Beard, Malasia)

El poema que realmente era una lista La espada que era realmente un símbolo la reina que era realmente un estanque el rey que era realmente una estrella de rock el loco que era realmente dios el lechero que era realmente papá la mesera que era realmente una actriz la actriz que era realmente una artista la artista que era realmente una pornógrafa el pequeñito que era realmente un helicóptero el carro que realmente era un juguete el juguete que era realmente una novia el poodle miniatura que era realmente un bebé el bebé que era realmente un intento desesperado el caffe-late que era realmente un café con leche la sopa que era realmente una cena en sí misma el piso del estudio que era realmente un sofá cama el atajo que era realmente un callejón sin salida el de nueve-a-cinco que era realmente un grillete el indoloro adelgazante que era realmente una pierda-plata espere ganancia el éxito comercial que era realmente un fiasco auto-promocional el cheque que estaba realmente en el correo