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Mostrando entradas de julio, 2009

Kama Kamanda, CONGO residente en BELGICA

ANCESTROS (AL PUEBLO BANTÚ) una oración secreta ocupa mi pensamiento no obstante la angustia sacude mi sangre y traza en el sueño el presagio de los dioses. ¿dónde están mis ancestros los faraones? ¡Oh pueblo bantú inmensa es la memoria! donde las palabras han perdido el cuerpo de tus mitos. La arena del desierto sobre tu pasado borra los pasos. El poeta va y viene en tus leyendas cuando el enigma se agota de tu errancia. ¡El viento ha hecho resonar poderosamente nuestras pirámides! Los maestros ocultos arrancan al silencio el soplo de la palabra escondida bajo las arenas del desierto. Oh estrellas relumbrantes en las edades de las civilizaciones. Nuestros sueños vienen de las ruinas nuestras voces de vientres sin fondo y nuestros recuerdos de huecas órbitas. ¡Oh canto surgido del fondo de las tinieblas! ¡Oh grito de desarraigados en la nada irreversible! prueba de diques bajo la tempestad la sangre de nuestros muertos cubre las estelas que tiemblan como montañas.

Abdulah Sidran - Bosnia-Herzegovina

pesadilla -¿qué haces, hijo mío? -madre, sueño -sueño, madre, que canto y que me preguntas en sueños ¿qué haces hijo mío? -¿y qué dice la canción de tu sueño, hijo mío? -Madre: dice que yo tenía una casa. Ahora no la tengo, eso dice madre. Madre: dice que tenía una voz, una lengua ahora ya no tengo ni voz ni lengua. De esta voz que no tengo, en esta lengua que no tengo, canto, madre, una canción sobre la casa que no tengo más.

El río sabe, del poeta hindú Sunil Gangopadhyay

A la orilla del río solitario permanece una camisa azúl de algún infeliz no hay nadie, ni la clara luz del día es un día vacío lleno de sombra ¿dónde se ha ido ese hombre? ¿entró en el agua de repente buscando un infierno que cubra su corazón? ¿O acaso está acostadon en el adornado silencio del bosque? Sobre su cuerpo se han marchitado algunas hojas. Los infelices nunca dejan la huella de los pasos andados Pero al borde del río está lleno de hilos azules del tamaño real de alguna vida Como si la esencia de unos cuántos alientos. La vanidad de un reino perdido una carta desazonada fueran mías, pues fui yo quién algún día aquí se ahogó en silencio: el río sabe